Hay personas trabajadoras que durante su jornada de trabajo deben permanecer de pie durante bastantes horas. Es el caso por ejemplo, de vigilantes de seguridad, peluqueros, cajeras de supermercado, etc. que pueden acogerse a la Ley de la Silla.
Porque permanecer continuamente de pie puede llegar a perjudicar seriamente la salud. De ahí, que desde el año 1912 existe en España una ley que recibe el nombre de «la Ley de la Silla», que intenta proteger la salud de las personas trabajadoras que deben mantener esa postura corporal durante largos periodos de tiempo en su trabajo. Dicha ley es de obligado cumplimiento para los empresarios, y te voy a explicar en qué consiste.
¿Cuándo se creó la Ley de la Silla en España?
Durante el siglo XIX las condiciones de trabajo en España eran absolutamente precarias. Ya que no existían los derechos laborales tal y como los conocemos hoy en día. De hecho, los contratos de trabajo se regían por las normas del Código Civil.
Pero a partir del siglo XX, Europa empezó a legislar en materia de prevención de riesgos laborales, con el fin de poner freno a la cantidad de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que se producían en el trabajo. Fue entonces, cuando en el año 1912, se aprobó la Ley de la Silla, que supuso un avance en los derechos de las mujeres trabajadoras de aquella época.
¿Por qué se creó esta ley en España?
Se creó la Ley de la Silla en España porque los médicos de entonces habían observado un número elevado de mujeres obreras afectadas por abortos y partos distróficos. Cuya causa era la cantidad de horas que pasaban de pie en el trabajo, sin poder sentarse.
Y debido al paternalismo que existía en aquella época (en un momento en que las mujeres ni siquiera podían cobrar ni disponer de su propio salario, ya que debía ser administrado por sus respectivos maridos) y a la importancia que se le daba a que la mujer tuviera descendencia, se legisló en favor de las mujeres para que no tuvieran que pasar tantas horas de pie, mediante la aprobación de la Ley de la Silla.
¿En qué consiste la Ley de la Silla en España?
La Ley de la Silla consiste en obligar a los empresarios a poner a disposición de las trabajadoras asientos individuales en los que poder sentarse durante las horas de trabajo. Era una obligación que debía aplicarse en todos los establecimientos, excepto en las fábricas.
Más adelante, en el año 1918, se extendió este derecho a los hombres a consecuencia de las críticas que recibió la Ley de la Silla, por ser discriminatoria. A partir de entonces, hombres y mujeres gozaron de la misma protección. Ya que los hombres también estaban expuestos a sufrir determinadas enfermedades que ocasionaba el hecho de estar permanente de pie durante la jornada de trabajo (especialmente las relacionadas con el sistema circulatorio).
Y así, llegamos hasta el día de hoy, en el que gracias a la Ley de la Silla, podemos ver como por ejemplo, la dependienta o la cajera que te atiende, tiene una silla a su disposición para poder sentarse en cuanto lo crea oportuno.
¿Qué riesgos acarrea trabajar muchas horas de pie?
Los principales riesgos que la Ley de la Silla intenta evitar son los siguientes:
- Problemas del sistema circulatorio. Ya que el permanecer de pie dificulta el retorno sanguíneo. Y esto hace que se vaya creando un estancamiento crónico en las venas de las piernas y de los pies. Por eso, las peluqueras, los dependientes, etc. suelen tener problemas de varices.
- Se tiene más propensión a sufrir enfermedades cardiovasculares. Teniendo un mayor riesgo aquellas personas trabajadoras que además padecen otras enfermedades crónicas que agravan esta situación (como por ejemplo, obesidad, diabetes, etc.).
- De no existir la Ley de la Silla, las personas trabajadoras padecerían más dolores musculares y articulares, debido a la fatiga corporal a la que están expuestas esas zonas. Siendo habituales por ese motivo, los dolores de espalda, la fascitis plantar, los dolores en las cervicales, la aparición de juanetes, etc.
¿Las empresas cumplen con la Ley de la Silla?
Por una cuestión de imagen, algunas empresas no cumplen con la Ley de la Silla, especialmente en el caso de los dependientes. Porque tienen el concepto de que los clientes pueden interpretar que se les atiende con desgana o desinterés, si ven que la persona trabajadora está sentada y tiene que levantarse para atenderlos. Y en mi opinión, es una cuestión cultural tendría que cambiar radicalmente. Porque la salud de los trabajadores debería estar por encima de cuestiones estéticas. Ya que además, supondría una reducción de las bajas médicas y de las incapacidades, que también beneficiaría a la empresa.
Por otro lado, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales no especifica qué medidas concretas se han de aplicar a las personas trabajadoras que pasan mucho tiempo de pie durante su jornada de trabajo. Porque es necesario hacer una evaluación de riesgos laborales de cada uno de los puestos de trabajo, para determinar qué medidas de prevención específicas se han de aplicar en cada puesto de trabajo. En la mayoría de casos, por ejemplo, entre otras medidas de prevención, las empresas deben garantizar a las personas que trabajan de pie:
- Un asiento pivotante que lleve reposapiés.
- Calzado adecuado que permita disminuir la fatiga muscular y que sea transpirable (para evitar la generación de hongos).
- Concretar determinados periodos de descanso para realizar cambios posturales, que permitan relajar las zonas del cuerpo afectadas por estar demasiado tiempo de pie.
- Reposapiés portátiles o fijos que estén a una altura de 20 cm del suelo.
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